La creatividad es un don misterioso que se desarrolla con la conexión, con la apertura, con la flexibilidad, con el riesgo, con la capacidad de acceder al inseguro territorio de las nuevas posibilidades. En otras palabras, la creatividad despega con el diálogo, y por eso, detrás de las grandes ideas, hay ideas buenas que han sido conversadas.
Por el contrario, la creatividad se paraliza ante el afán de control, ante los planteamientos incuestionables, ante la dogmatización de lo intrascendente, ante el exceso de normas y de procedimientos y, en definitiva, ante las reacciones conservadoras que no aceptan siquiera dialogar con las nuevas ideas, porque desestabilizan y cuestionan la propia seguridad.
Dos párrafos extraídos del nuevo libro que estoy escribiendo:
THE TALKING MANAGER.
THE TALKING MANAGER.
El pasado verano estuve en Stanford Graduate School of Business investigando sobre nuevos modelos de organización. Y constaté la gran importancia que dan en Google al diseño de espacios que faciliten la conversación: la lanzadera de la creatividad.