March 29, 2009

¿Cuánto dinero tienes?

Con copas por delante y con la relativa confianza que da haber pasado varias horas juntos, negociado la compraventa de proyectos valorados en millones de dólares, alguien se atrevió a preguntar al árabe:

-Entre nosotros, ¿tú sabes exactamente cuánto dinero tienes?

Y el árabe, enfundado en su túnica negra y su velo blanco, ajustado a la frente con un cordel, contestó pausadamente:

-¿Antes, o después de hacer la pregunta? Porque el petróleo sigue saliendo...

(...)

El dinero es un asunto sucio, del que da pudor hablar a quien lo tiene (el pudor, me refiero). Y tras haberme reunido hace unos días con un árabe -a quien volveré a ver la semana que viene en Dubai, para presentar un proyecto a sus amigos inversores de petrodólares- le he dado vueltas a este asunto sucio del dinero.

Ahora que la crisis golpea fuerte y deja acorralados contra la hipoteca cada vez a más amigos y familiares, es el momento de dar sin esperar nada a cambio, de envolver los euros en papel de plata y lanzarlos discretamente como un regalo (tal como hacían los Reyes Magos, cuando de pequeños cantábamos villancicos ante el portal de Belén). 

De esta crisis vamos a salir, ya lo creo. Pero me temo que no será por las medidas gubernamentales, sino gracias a la ayuda de la mejor de las inversiones: la familia y los amigos. 

(...)


"Antes de la revolución del petróleo, a los árabes nos bastaba con unos dátiles y leche de camella. Y éramos felices. Pero el dinero nos ha enloquecido y ahora no nos satisfacen ni los mayores excesos", nos confesó el árabe, en confianza.

¿Y no nos ha pasado lo mismo en Occidente, me pregunto yo?

March 22, 2009

Atrapado en tu puesto de trabajo

Desde que empezó 2009, he tomado 34 aviones. Y para principios de abril -a la vuelta de un viaje a Dubai- ya habré recorrido el perímetro de la Tierra (40.074 km). Pero estos números se empequeñecen ante la envergadura personal y profesional de tantas personas que Dios me ha permitido conocer en estos meses.

No hay semana en que no reciba varios emails o mensajes en Facebook de asistentes a seminarios o de alumnos de las escuelas de negocio en las que doy clase. Normalmente, son peticiones de consejo y mensajes de agradecimiento. Pero a veces sucede que alguien te expone una situación personal que inspira más respeto que una tormenta en alta montaña y más vértigo que asomarse desde 30.000 pies, la altura a la que voy recorriendo el planeta.

En realidad, yo me dedico a hablar sobre innovación y sobre cómo transformar empresas. Pero, por alguna razón que se me escapa, cada día me escriben más personas valiosas que se encuentran atrapadas en puestos de trabajo mal diseñados, que no sacan partido a su talento y que les matan de aburrimiento. Están bloqueados y piden a gritos inspiración.

No sé si llamar a esto casualidad o sincronicidad, pero todo lo que me cuentan me está sirviendo para el libro que empecé a escribir en enero y al que espero dar un buen empujón este verano, entre Miami y Boston.

Gracias a los que me habéis inspirado con vuestros relatos y a los que estáis a punto de hacerlo.

March 1, 2009

Lo que no tiene impacto emocional...

...difícilmente se almacena en la memoria.
Esta recomendación tan sencilla podría dar la vuelta a tu estilo de liderazgo y a la relevancia del marketing que hace tu empresa. La aprendí hace dos veranos durante una estancia en Harvard Business School, investigando sobre innovación y leyendo How Customers Think

Esta mañana me he encontrado con un ejemplo prodigioso de saber crear impacto emocional mediante un anuncio. Un anuncio de esos que se reenvían...